Obras de rehabilitación en edificio residencial (© milcontratos)
Una manera rápida y sencilla de aclarar a que se refieren la rehabilitación, la restauración o las reformas es a través de su definición marcada en el diccionario de la RAE:
RESTAURAR: Recuperar o recobrar. Reparar una pintura, escultura o edificio del deterioro que ha sufrido
REHABILITAR: Habilitar de nuevo o restituir algo a su antiguo estado
REFORMAR: Modificar algo, por lo general con la intención de mejorarlo
Edificio catedralicio sobre el que se han llevado a cabo trabajos de restauración (© dqarquitectura)
Sin embargo, los matices son los que verdaderamente definen si una intervención arquitectónica corresponde a un término u otro. Por ejemplo, hablamos de restauración en arquitectura cuando estamos llevando a cabo intervenciones sobre edificios protegidos, donde nuestros trabajos van enfocados a recuperar su estado original, permitiendo con ello eliminar el deterioro sufrido con el paso del tiempo y la falta de cuidado o mantenimiento. Es por ello que la práctica totalidad de las obras que serán llevadas a cabo en edificios protegidos o que guardan cierto interés serán calificadas como restauración, siempre y cuando las labores no impliquen modificaciones respecto del estado original.
Deterioro de fachada exterior por humedades de ascensión capilar desde el terreno (© Intenso Albacete)
Por otro lado, las obras de reforma y rehabilitación, si bien es cierto que también pueden ser llevadas a cabo en edificaciones protegidas o con cierto interés cultural o histórico, suelen estar enfocadas a edificios cotidianos, especialmente residenciales, y que buscan en su mayoría mejorar las prestaciones actuales o, como mínimo permitir que los espacios en los que se vaya a intervenir sean de nuevo habitables.
Si nos adentramos en los términos en el ámbito de la arquitectura, las reformas están planteadas para obtener una mejora respecto de las prestaciones iniciales del edificio, mientras que las obras de rehabilitación buscan dotar de nuevo de calidad y habitabilidad al espacio. Esto hace que, en muchas ocasiones, la rehabilitación y la reforma vayan de la mano, pues podemos rehabilitar espacios que no permitían hacer uso de los mismos, pero a su vez realizar obras de reforma para adecuarlo a nuestras necesidades actuales, bien sean sociales o de bienestar.
Antes y después de unas obras de reforma interior en vivienda en bloque (© producasa)
Por todo lo anterior podemos concluir que, si bien es cierto que tanto la restauración, como la rehabilitación o la reforma son intervenciones sobre las construcciones existentes, la realidad final es que los pequeños matices técnicos y normativos son los que marcan la diferencia entre cada uno de los términos, quedando reflejados estos tipos de intervenciones en las siguientes definiciones:
RESTARUAR: Asociada con la conservación patrimonial, trata de reconstruir los elementos desaparecidos para devolver a un conjunto de valor histórico-artístico a su estado original.
REHABILITAR: Son todas aquellas intervenciones asociadas con la puesta al día mediante una intervención general que puede combinar tanto consolidaciones como sustituciones y nuevas aportaciones tecnológicas de materiales, buscando recuperar la habitabilidad de un edificio o vivienda que se ha perdido con el paso del tiempo o la falta de uso o de cuidado a través de los trabajos a realizar en instalaciones, estructuras o elementos constructivos.
REFORMAR: Se trata de renovar, actualizar o mejorar las prestaciones de un edificio mediante la intervención sobre el mismo, siendo este completamente funcional en el momento previo a las obras.
Obras de refuerzo estructural sobre viga de madera en reforma interior de vivienda (© albatros construcció)
En definitiva, se trata de tres términos que pueden ser claramente diferenciados en tipos de intervención, pero que, a su vez, pueden formar parte conjunta de una obra completa sobre un edificio existente, como bien sabrán muchos técnicos gracias a su amplia experiencia en estos campos de intervención.